En los últimos años, el 'malismo' político, un enfoque que prioriza lo negativo, ha escalado en la esfera pública, erosionando la confianza ciudadana y polarizando ... el debate. Esta tendencia exagera los errores, ignora los logros y simplifica la realidad, alimentándose de emociones intensas. Para frenar su avance, urge un diálogo político fundamentado en hechos verificables, no en exageraciones ni ataques personales. Los líderes políticos deben asumir la responsabilidad de presentar tanto los avances como los desafíos de manera equilibrada y transparente, fomentando una visión realista. Los medios de comunicación y también la ciudadanía juegan roles cruciales: debemos exigir discursos que prioricen la transparencia y sobre todo la responsabilidad, rechazando aquellos que solamente buscan alimentar el desánimo y la división. Solo así podremos superar el 'malismo' y construir una política mucho más enfocada en soluciones y en el bien común.

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