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Una final de ensueño

Una final de ensueño

La Real tiene virtudes para vencer con inteligencia y pasión, con estrategia y entrega, con dosis medidas de épica y mente fría, siendo un equipo unido ante un proyecto

Viernes, 2 de abril 2021, 07:58

Llegó, tras un aplazamiento comprensible pero baldío, el día de la final más esperada. Un partido inédito, al que asistiremos virtualmente desde una especie de ... emoción compartida y discontinua: echaremos en falta el colorido de un campo lleno y lo viviremos desde casa. Será, está siendo ya, todo pasión pese a que faltará la magia de las aficiones compartiendo en el campo la ilusión, los nervios, la rivalidad vecinal. El fútbol es mucho más que un deporte. Los sociólogos lo califican como el 'hecho social total'. Aglutina elementos identitarios, arrastra pasiones, despierta lealtades perpetuas y genera un tipo de adhesión inquebrantable en torno a los colores de un equipo. Gestionar un club de fútbol equivale a profesionalizar un sentimiento, a ordenar mucho más que una empresa. Y si ésta se ordena sobre la base de valores de seriedad, compromiso, humildad y determinación el éxito social y deportivo se asienta, como ocurre en la Real, sobre sólidos cimientos. Mis viejos recuerdos como aficionado chocan con esta impactante realidad económica: el fútbol es negocio, puro mercado, los aficionados somos meros comparsas. Vivimos este posmodernismo como muestra de una triste realidad para los amantes del romanticismo futbolero de antaño. Pero pese a todo, pese a esta desnaturalización de los valores clásicos del fútbol, pese a lo desnaturalizado que supone ver una final sin público, hoy es un día para soñar y para disfrutar, un día en que dejamos de ser accionistas de una sociedad deportiva y por un día volvemos a ser abonados, forofos seguidores de unos colores (txuri urdinak¡) con los que nos identificamos.

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