Está uno así, como siempre, leyendo en parecidos papeles a lo tonto, y me doy cuenta de que a la pianola ya hay quienes le ... han cambiado la manivela. Pese a todo, lo de las fosas comunes, que es paisaje tan siniestro, hay que volver a recordarlo en esta versión actual de la inconcebible guerra que Rusia ha marcado ahora en estos tiempos sobre su vecina Ucrania, que da mucho qué imaginar y recordar, que, acaso también falta la verdadera historia de lo que ha ocurrido y hay muchas más o menos sesgadas. Algunas de las últimas nuevas es la de la que estos días hemos visto imágenes de la fosa de Mariúpol como antes de Bacha, con víctimas miles de cruel matanza, y de cómo actúan los componentes del ejército ruso con los cadáveres dejándolos en los frigoríficos y de que hay otros muchos lugares dispersos, donde las guerras que nunca dejaron de existir fueron dejando el rastro de su paso, lugares cuya sola mención exige mucho espacio, tanto como se hace imposible tan solo mentarlos de no contar con espacios magnánimos y, ¿para qué mentarlos si están imborrables en la más insigne mente como es la de la Historia? Es la que nos ofrecerá viejos aconteceres en donde 'esas fosas' suelen pervivir se diría que como testimonio de lo que en un tiempo ocurrió y como señalamiento de hasta qué grado de crueldad puede bajar la sensibilidad humana en determinados momentos coincidentes con la descubierta, si así quisiera verse, de lugares óptimos no solamente para proceder a esas ejecuciones sumarias sino como muestras recordatorias de lo que ocurrió y siguen y siguen denunciando esa gran fechoría años que vienen y van pero que, luego, en vez de irse borrando de la memoria, lo que hace es transformarse en recuerdo imperecedero, en ocasiones hasta el punto de adquirir solera de magnitud de memoria conmemorativa, algo como edificio de sacralidad, templo de oratorio de las víctimas que allí fueron sacrificadas y pese a que resten o no sus huesos lo que difícilmente ocurre es que se les borre nunca en la memoria. Cuanto más tiempo va pasando, y se acrecienta la imagen ya 'in mente' de los cuerpos colocados al borde de la zanja esperando el definitivo tiro de la desgracia absoluta, la tierra abierta para ir recibiendo mercancía constante como abono de circunstancias inolvidables hasta eternamente diríase si no fuera que la eternidad es palabra difusa que solamente da nombre a algo que nunca existirá.
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Ahora, una vez más, la visión totalmente reforzada, de un monstruo dispuesto a comerse con delirio de goces en su paladar de matón todopoderoso lo que considera que esa tierra es suya y por lo tanto, en esa suposición se asienta para abrir una nueva guerra saltándose mojones y lindes y pareciéndole como de fácil conquista. Pero lo más hondo de la inconsciencia humana se nos asoma cuando nos ponemos a ver que ninguno hubiera dado en señalar la noticia de la hecatombe cercana habiéndolo tenido antes tan a la vista, que aún todavía, a pesar de tantas publicaciones que dan noticia de lo que ha ocurrido, a pesar de que hay señalamientos más o menos concretos pero que aún muchas razones o sinrazones que se han quedado ignoradas, que 'en momentos como éstos en los que las noticias procedentes de Ucrania ponen de manifiesto lo poco que le importa a Putin la opinión de los jerarcas de tantos otros países, se me ocurre la banalidad de preguntarme cuáles libros pudieran ser de relectura más idónea. ¿Acaso los que tratan de cuando a un tal Hitler? ¿Sería mejor, acaso, girar los catalejos aún más lejos y observar la extraña pesadilla que a un tal Juan le asedió en su destierro de la isla de Patmos y puso en palabras ése su sueño que siempre se nos ocurre citar cuando de contar cataclismos se trata?
Banalidad o no tanto, en momentos como éstos en los que las noticias procedentes de Ucrania sirvieran acaso para tanta congoja lo que pudiera parecer más idóneo sería acaso hacerse experto en países y terrenos sin que, por estas adquisiciones a nivel privado me fuese posible librarme de los áridos estertores de las víctimas de tanta saña guerrera, que trato de contemplar el panorama y toda la Historia como que se me confunde y me hace recordar lecturas que tuvieran que ver con tantos historiadores que fueron y son los mejores exponentes de las ansias belicistas humanas de tantos tiempos pasados que no solamente se resisten a desaparecer sino que preeminencias del 'yo mando' y recargarse de unos poderes que nunca deberían recaer en un solo hombre, nunca nadie tanto endiosamiento. Pero la sociedad humana ya debiera haber previsto lo que hubiera podido ocurrir por concesiones tales, que no es en modo alguno tolerable que no haya terminado aún la guerra de los mundos que solamente fuera posible en los sueños literarios de H.G. Wells y colegas.
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