Viajes a Marte, éxodos a la Luna, criaturas mutantes, pérfidas megacorporaciones, inteligencias artificiales sin límites éticos, androides y clones, chips, alienígenas invasores, viajes en el tiempo, teletransportación, telepatía. El futuro fue concebido por nuestros predecesores con imaginación pirotécnica y ánimo intranquilo. Más distópico que utópico, ... el porvenir era, al menos, sofisticado. Debía de resultar más sencillo imaginar, por ejemplo, que viviríamos en Venus, adonde llegaríamos a bordo de ligeras naves espaciales, que prever que en 2024 los humanos nos íbamos a dedicar a robar garrafas de aceite de oliva, como ha pasado recientemente en un supermercado de Laredo.
Publicidad
La Naturaleza nos ofrece una nueva cura de humildad: nos imaginaron en otros planetas, pero es la Tierra la que nos sigue sosteniendo en este siglo XXI. La tierra, un árbol, unas manos que varean las ramas, el fruto que cae. La tierra, y hay que cuidarla.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.