JOSEMARI ALEMÁN AMUNDARAIN

Las conversaciones que necesitamos

La oportunidad de construir una nueva Europa depende solo de una cosa: del compromiso colectivo y de nuestra capacidad de soñar un mundo mejor

Guillermo Dorronsoro, Ainhoa Lete, Pilar Kaltzada y Josu Ugarte

Vocales del Foro Zedarriak

Jueves, 13 de marzo 2025, 01:00

Lo que llamábamos el «orden mundial» está cada vez más desordenado. Durante décadas, ese orden se construyó sobre pilares que parecían firmes: la democracia como ... mejor sistema de gobierno, la globalización y el libre comercio como generadores de prosperidad, el capitalismo y la sociedad de consumo como modelo económico y las cuentas de resultados como base de la gestión empresarial.

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Cada vez más, esos pilares están en entredicho. La democracia enfrenta desafíos internos y externos: populismos, polarización y desafección. La globalización y el libre comercio están asomándose a un nuevo escenario de proteccionismo creciente y a una competencia estratégica entre bloques. El capitalismo atraviesa una crisis de legitimidad ante la desigualdad, la crisis climática y la automatización, obligando a repensar sus fundamentos. La cuenta de resultados ha dejado de ser la única base en la que se sostiene la gestión empresarial.

Conflictos geopolíticos, crisis energética y climática y revolución digital aceleran la necesidad de redefinir prioridades. Las decisiones que tomemos hoy determinarán el futuro de Europa y Euskadi. La cuestión no es solo qué futuro queremos, sino si estamos preparados para asumir los cambios necesarios. No hay una elección buena y otra mala, sino que cada elección tiene ventajas e inconvenientes.

Si las estrategias de Euskadi y las regiones que conforman Europa no están alineadas, la comunidad no funcionará

La sociedad vasca y europea debe comprender este mundo que viene y asumir apuestas con conocimiento ¿Cuál es nuestra postura? ¿Qué asuntos clave debemos debatir antes de decidir?

Cuando desde Zedarriak planteamos estas preguntas en la presentación de nuestro último informe, explicamos que en relación con varias de ellas no había una postura común en el Foro, no tenemos todavía respuestas. Pero que nos parecía importante que la sociedad pudiera recibir información y puntos de vista para poder pensar, debatir y después decidir.

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Desde algunas instancias se está tratando de llevar esta conversación a los antiguos mapas, a la polarización, al prejuicio, a las viejas conversaciones y estereotipos. Se nos está volviendo a acusar de lobby, de buscar el bien de unos pocos, a costa del conjunto de la sociedad. Se nos cita fuera de contexto, para trasladar a la sociedad la sospecha (o la certeza), de que queremos engañarla, de que queremos llevarla a tomar decisiones equivocadas.

Sin embargo, no hemos sido nosotros, ha sido la Comisión Europea la que está formulando las preguntas y señalado asuntos clave que trasladamos en nuestro encuentro. Europa se pregunta cuál debe ser nuestro papel ante la invasión de Ucrania y la amenaza rusa a los países europeos que lindan con sus fronteras. Ante el genocidio de Gaza, ante la nueva administración Trump, ante la creciente competencia de la industria china. La transición ecológica y la lucha contra el cambio climático son ineludibles, pero al mismo tiempo debemos lograr que nuestras empresas sean más competitivas, evitar la destrucción de puestos de trabajo y la pobreza energética de las familias, ¿cómo podemos conseguirlo? Hemos perdido la soberanía tecnológica en inteligencia artificial, semiconductores y ciberseguridad, ¿qué debemos cambiar para mejorar?

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Euskadi debe preguntarse si quiere ser parte activa de estas reflexiones y sumar después en la respuesta de Europa, alinear nuestras apuestas con las que se tomen en Bruselas, o preferimos recorrer un camino propio. No debatir, no conversar, no decidir, es también una forma de contestar. Llevar esta conversación a las trincheras del pasado es también una forma de responder.

En un artículo reciente, el Nobel de Economía Michael Spence lo resumía en una frase: «Una sociedad civil efectiva requiere de compromiso cívico, empoderamiento y educación, y hasta de un entendimiento de los derechos y responsabilidades que conlleva la ciudadanía». En Euskadi y en Europa necesitamos una sociedad informada y comprometida, más que nunca. Y en Zedarriak pensamos que las regiones europeas no pueden ser espectadoras. Son claves en la innovación, formación de talento, transición energética y cohesión social y protección de los más vulnerables. Por eso, si nuestras estrategias no están alineadas con las prioridades europeas, Europa no funcionará.

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Bruselas tiene su voz, Euskadi tiene que construir la suya. La oportunidad de construir una nueva Europa más fuerte, más solidaria, sostenible y competitiva depende solo de una cosa: del compromiso colectivo y de nuestra capacidad de soñar un mundo mejor. Salgamos de las trincheras y conversemos. Nos hace mucha falta.

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