El año ha sido fecundo en estudios sobre el alzhéimer. Destacan los relativos al valor preventivo de medidas de estilo de vida y a nuevas tecnologías para detectar la enfermedad años antes del inicio de los síntomas. Los estudios sobre el estilo de vida reafirman ... su influencia significativa en el riesgo de sufrir alzhéimer. El listado de factores sobre los que se puede actuar incluye el control de la hipertensión arterial y la diabetes, el abandono de hábitos tóxicos, la alimentación saludable, el ejercicio físico moderado y constante sin traumatismos craneales, el sueño reparador, la corrección de la sordera, el mantenimiento de un buen estado de ánimo, la lejanía de focos de contaminación y el fomento de la interacción social y la actividad intelectual. Respecto a las tecnologías de detección precoz, se busca identificar las proteínas críticas en el origen del alzhéimer en muestras de sangre para evitar la realización de pruebas agresivas (punción lumbar) o costosas (PET). Algunos son prometedores y están en fase de validación.

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Sin embargo, el protagonismo lo han acaparado los nuevos fármacos antiamiloideos, tal y como se anunció en un par de ocasiones en esta sección. La agencia estadounidense de evaluación de nuevos medicamentos (FDA) ha aprobado las primeras terapias dirigidas a limpiar los depósitos de amiloide del cerebro que se vinculan con la degeneración neuronal. La noticia ha copado titulares y nombres como Lecanemab, Donanemab o Aducanumab resultan ya familiares. Los ensayos clínicos han demostrado que eliminan el amiloide del cerebro, suavizando así el curso de la enfermedad. Ha habido cierta polémica sobre la relevancia del efecto clínico, pero la decisión es ya firme y el mundo de la Neurología coincide en que hay que prepararse para el cambio de paradigma diagnóstico y terapéutico que se avecina.

El informe RAND realizado en 2017 concluyó que los sistemas sanitarios de Suecia, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España no estaban preparados para realizar test diagnósticos laboriosos a una importante proporción de la población y para aplicar mensualmente un tratamiento caro por vía intravenosa a muchas personas que deben ser controladas de cerca con pruebas periódicas. Como los fármacos no son inocuos, los criterios para ser incluido en un programa de tratamiento serán restrictivos, similares a los de los ensayos clínicos en los que hemos participado. La situación se simplificará en unos años con test y terapias más baratos y sencillos de administrar, pero hay que estar listos. El objetivo a medio plazo es suavizar la evolución de la enfermedad con la consiguiente ganancia de tiempo con buena función cognitiva y calidad de vida para las personas afectadas y, en último término, reducir los casos de demencia severa a la mitad. Es una gran oportunidad y el mejor momento para destinar los recursos a un plan de actuación preventiva sobre el estilo de vida y un programa de atención para que estos fármacos lleguen a quien lo necesite. Es la mejor inversión.

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