Según encuestas recientes los varones jóvenes expresan opiniones y sentimientos contrarios a las propuestas del feminismo muy por encima de las generaciones anteriores. Según el ... CIS, el 51,8% de los varones de 16 a 24 años está muy o bastante de acuerdo con la afirmación de que la igualdad ha ido demasiado lejos y ahora se discrimina a los hombres; entre los varones de 65 a 74 años el porcentaje es del 40,8%, y entre los mayores de 75 años baja al 38%. ¿Qué ha ocurrido para que los nietos de hoy sean más machistas que sus abuelos?
La expresión 'angry white men', hombres blancos enfadados, remite a un fenómeno sociopolítico por el que sectores de hombres blancos, principalmente de clase media y trabajadora, experimentan sentimientos de agravio, resentimiento y pérdida de estatus en sociedades que avanzan hacia una mayor diversidad e igualdad, considerando que estos avances han ido demasiado lejos y que ahora son ellos quienes están en desventaja. Lo mismo que dicen los jóvenes encuestados por el CIS. En 2013, el sociólogo Michael Kimmel popularizó esta figura política con el libro 'Hombres (blancos) cabreados': la masculinidad al final de una era, que tres años después presentó como un libro sobre los seguidores de Trump. Pero el fenómeno se da en todo el mundo. En Europa, el auge de partidos de ultraderecha se vincula a la sensación de privación relativa de hombres que ven con recelo la inmigración, el feminismo y otras formas de avance social. En América Latina se observa un fenómeno similar, con hombres jóvenes que rechazan el feminismo y se adhieren a discursos reaccionarios como el de Milei.
El papel de las generaciones más jóvenes en el cambio social es complejo. En general, capilarizan cambios preexistentes o amplifican nuevas tendencias, más que generar transformaciones totalmente nuevas. Recordemos que fue Pedro Sánchez quien habló de amigos «incómodos» con algunos discursos –«más de confrontación que de integración», apostilló– planteados por el feminismo que encarnaba su propia ministra de Igualdad, Irene Montero. Y que Nuñez Feijóo acaba de reivindicar como «feminismo de verdad» el de nuestras abuelas y madres, y no el de las hijas y las nietas de hoy.
Las personas jóvenes no inician el cambio social pero lo llevan a su máxima expresión. Son más permeables a nuevas ideas por su menor arraigo en estructuras tradicionales, por crecer en un contexto donde los cambios ya están en marcha y asumirlos con mayor naturalidad, y por moverse en entornos de comunicación que potencian la difusión de esas ideas. En este sentido, debe preocuparnos el hecho de vivir un momento político global caracterizado por el miedo y la inseguridad, que impulsa el surgimiento de liderazgos según el modelo del 'strongman', del hombre fuerte que impulsa políticas nativistas, agresivas, militaristas. Como debe preocuparnos el entorno de 'macho/fachosfera' digital en el que tantos jóvenes se socializan.
La buena noticia es que las mujeres de hoy están más identificadas con el feminismo que nunca
Esta realidad fue diagnosticada en 1991 por Susan Faludi en su libro 'Reacción: la guerra no declarada contra la mujer moderna'; su publicación coincidió con la irrupción del político y tertuliano Pat Buchanan en la campaña presidencial que enfrentó a Bush padre y a Bill Clinton enarbolando la bandera de la 'guerra cultural'. Antecedente del actual 'anti-wokismo', Buchanan proclamaba que los valores tradicionales estaban siendo atacados por el feminismo y la diversidad racial y sexual, conectando con un electorado por entonces en formación. Clinton derrotó a Bush, poniendo fin a la época de las mayorías republicanas iniciada por Reagan en 1980, pero desde entonces no han dejado de avanzar ni la política de la diversidad ni el sentimiento de agravio que esta política suscita en ciertos sectores. Un agravio que, como dice Kimmel, es «auténtico» pero no «legítimo», al no responder en absoluto a la realidad.
En España el 44% de los hombres se siente discriminado por los avances en igualdad. Es verdad que opinan así el 74,4% de los hombres ubicados en las posiciones más derechosas, frente al 13,8% de los hombres más a la izquierda. Pero sea el 44, el 74 o el 13, el hecho de que haya hombres que se sientan maltratados por el feminismo es un problema. Y es nuestro problema, de los varones. El patriarcado discrimina y asesina, el feminismo no.
La buena noticia es que las mujeres contemporáneas están más identificadas con el feminismo que nunca. El 80,6% de las jóvenes de 16 a 27 años se ubican entre el 6 y el 10 en la escala de identificación feminista, en torno a diez puntos porcentuales por encima de las mujeres de generaciones anteriores. Mujeres jóvenes que saben lo que está en juego: su vida y la vida de todas y todos, ni más ni menos. Así lo formuló en 1974 Françoise d'Eaubonne: no habrá futuro decente si el feminismo «no le arranca el mundo al hombre de hoy para transmitírselo a la humanidad del mañana».
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.