Hay ciudades que respiran crecimiento, donde las oportunidades flotan en el aire. Dubái es una de ellas. Aquí, todo se mueve con rapidez, con la ... precisión de quienes saben a dónde van. Pero, ¿y aquellos que aún no han sido descubiertos? ¿Los que llevan dentro un talento en bruto, esperando la chispa para encenderse? En la hostelería, como en la vida, el verdadero arte no siempre viene con títulos. A veces se esconde en la mirada de quien observa con hambre de aprender, en las manos de quien aún no ha sido puesto a prueba. Antes, el aprendizaje ocurría de forma natural: el discípulo seguía al maestro. Hoy el camino parece más orientado a lo que ya se sabe hacer que a lo que se tiene el potencial de ser, con respectivos maestros con los que tengas la suerte de coincidir. Muchas historias exitosas se han debido a estos segundos y a un golpe de suerte. Pero el talento no siempre llega anunciado. A veces, es solo una pregunta inesperada en una entrevista, una intuición en medio de una conversación... Y ahí, en ese instante casi invisible, es donde nacen grandes trayectos. Los comienzos no son fáciles, pero el talento siempre encuentra su espacio. Solo necesita un ojo que sepa verlo.
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