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Unos buenos amigos me han preguntado por el cartel que –según sus críticos, 'heterodoxo', 'afeminado' y otros calificativos todavía más críticos– ha realizado Salustiano García ... por encargo de las cofradías de la Semana Santa sevillana. Dejando al margen reacciones fuera de tono, en mi respuesta les he indicado cómo hay muchas maneras de celebrar la llamada Semana Santa. Están, en primer lugar, quienes acentúan la pasión, crucifixión y muerte de Jesús en el Calvario; y con ellas, su abandono y fracaso. Están, en segundo lugar, quienes son más sensibles al silencio, al vacío y a la nada del sábado santo. Y también están quienes resaltan el «salto cualitativo», la novedad y la sorpresa que es el domingo de resurrección o, si se prefiere la descolocante y, a la vez, gratificante experiencia de lo vivido este día a la luz de lo acontecido en el monte Tabor: «Qué bien se está aquí. Hagamos tres tiendas». Hay otro monte, igualmente referencial para los cristianos: el de las Bienaventuranzas –con el programa allí proclamado y propuesto por Jesús de Nazaret– pero, les dije a mis amigos, lo dejo aparte, para ocuparme del Calvario y del Tabor y de la relación entre ellos, que es lo que creo que está en juego con este asunto del cartel.

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diariovasco El Jesús del cartel sevillano