El secador

«Desde que me siento hasta que me levanto, me relajo y me aísla. Dirijo el chorro de aire contra el lado derecho de mi rostro y me acaricia». Tengo que imaginar que el periodista que le entrevista está tan perplejo como yo pero no, incluso tira más del hilo y el premiado ofrece detalles como que el secador es «el Fórmula 1 de los secadores, pero como lo uso 12 horas al día, solo me dura 6 meses y me llegan facturas morrocotudas». ¿En serio?

Me pongo a pensar qué truco usará la autora de un libro que estaba pensando en comprarme por razones que no vienen al caso y titulado 'Limpieza, orden y felicidad'. Y va de limpieza y de orden, literal. Su seudónimo es 'La ordenatriz'. Me la imagino poniendo la lavadora a centrifugar para convocar creatividad y vena literaria. Lógico.

Por último -qué lunes el de ayer- leo que las letras de las canciones de Taylor Swift se estudian en universidades porque tienen evocaciones de Shakespeare. Me callo, mi inglés no da para esa apreciación literaria. Y vuelvo al del secador que dice, en plan serio, que el aparato tiene tres velocidades.