Secciones
Servicios
Destacamos
De niña, me fascinaban los libros de 'El manual de los jóvenes castores'. Sus protagonistas -tres sobrinos del pato Donald- nos enseñaban a construir un iglú o a encender el fuego, por ejemplo. Toda aquella información estaba por encima de nuestras posibilidades, pero es cierto ... que contagiaba amor por la naturaleza y alimentaba las ganas de salir de excursión. Cuando el otro día, en el debate de la moción de censura, escuché a Ramón Tamames hablar de un cuerpo de «voluntarios ecológicos» para cuidar de los bosques, me acordé enseguida de los jóvenes castores.
La propuesta, desde luego, suena simpática; sin embargo, no es serio dejar en manos de voluntarios algo tan importante como es el cuidado del medio ambiente. Hace falta inversión pública y compromiso. No debemos reclamar héroes ni voluntarios, sino profesionales con medios suficientes, y que los jóvenes castores se limiten a seguir saliendo de excursión por el campo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.