Secciones
Servicios
Destacamos
Tú no puedes entendernos porque no eres de aquí». El tipo me habló como a un indígena con taparrabos extraviado en una civilización sabia y ancestral que él parecía encarnar. Cuando en realidad éramos, sencillamente, dos giputxis de localidades separadas por 50 km de la ... N-1. A su parecer, suponía una osadía que yo, donostiarra y erdaldun, aspirase a plasmar la historia y la identidad de su pueblo en un espectáculo popular que el ayuntamiento me encargó. Sin embargo, el fracaso que él y otros vecinos esperaban (y quizá deseaban) no se produjo, el público conectó con una representación que hizo diana en sus objetivos artísticos y culturales. El 'narcisismo de las pequeñas diferencias' quedó una vez más en evidencia.
Calcadamente, el principal director teatral español José Carlos Plaza cuenta en sus recientes memorias que un actor zanjó una conversación 'lógica y desapasionada' sobre la fijación singularista tan extendida por estos lares soltándole aquello de «No lo puedes entender, no eres vasco». No obstante aquel desplante de nuestro paisano, de sus vivencias en Euskadi Plaza solo guarda afectuosos recuerdos, y ello en contraste con lo que padeció en Cataluña (donde los teatros hace tiempo que se cerraron para los creadores madrileños) y en Galicia (queriendo montar a Valle-Inclán, descubrió que allí algunos le consideran «enemigo de Galicia» por no haber escrito en su lengua).
Precisamente fue una obra del manco galaico, 'Divinas palabras', la que Plaza puso en escena en Gipuzkoa el año 1987 con el grupo Orain, una de las mejores experiencias de su inmensa carrera, de lo que deja constancia en entrañables páginas de 'Haz', libro jugoso en anécdotas y en reflexiones sobre el arte y la vida. Todo empezó en un curso de verano que impartió en Pamplona al que asistieron cuatro actrices y actores donostiarras que destacaban por su preparación, su entrega... y porque siempre llegaban tarde a causa del tráfico en la vieja carretera de Lekunberri. Al terminar el curso, convencieron al maestro para que viniera a preparar con ellos una función: «Unos meses después, trabajando muchas horas en almacenes y hangares, con frío y humedad, ya que hasta el día del estreno hubo nieve en La Concha, nació un montaje irrepetible».
Uno de aquellos cuatro era Kike Díaz de Rada, actor y guionista, creador de ingenio y talento, generoso y siempre cordial compañero que nos dejó hace solo unas fechas. Todo un ejemplo de sensibilidad abierta y universal del teatro vasco. In memoriam.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.