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Yo sí recuerdo cuando terminé Arquitectura. Me acuerdo de que aproveché la ropa que había comprado para la boda de una amiga porque esa semana no tuve ni media hora para salir a buscar algo 'ad hoc'. Así que allí me planté, de amarillo: ni ... supersticiones ni gaitas. El día de la defensa fui tan cansada que ni siquiera estaba nerviosa. Mi amiga Alicia, sin embargo, estaba espídica, colérica, frenética: no conozco droga más estimulante que un proyecto de fin de carrera propuesto para matrícula de honor. Aquel día hizo un calor digno de la mazmorra final del Mario Bros. Tuve la sensación de que la meteorología nos estaba lanzando un aviso: os habéis pasado el juego, pero al último monstruo solo se le vence sudando. Nunca en mi vida, jamás, he sentido un alivio comparable.

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diariovasco 1 DE JULIO DE 2018