Levantar el vuelo

Editorial ·

Pese al miedo y el repliegue social, la superación del Covid puede ser una oportunidad para rehacer la comunidad

Domingo, 13 de febrero 2022, 08:13

El Covid ha marcado un punto de inflexión en nuestras vidas. Su superación exige una combinación de prudencia y optimismo, porque, aunque remitan las cifras de los contagios y llegue el final de las restricciones sanitarias, el túnel aún no ha terminado. La pandemia ha ... modificado las conductas. Ha incremnentado el miedo, que alimenta la incertidumbre. El virus ha extendido una sensación de inseguridad que la improvisación con la que se ha actuado a veces ha terminado por alentar decisiones contradictorias.

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Todos hemos actuado sobre el binomio prueba-error y los vaivenes a la hora de afrontar una estrategia integral contra la enfermedad y sus riesgos, en la que había que conjugar la defensa del principio de salud pública con el mantenimiento de la vida socioeconómica, ha debilitado las certezas. La pandemia ha estresado el sistema público que, pese a las lagunas, ha funcionado, con aciertos y equivocaciones. La comunidad científica ha ofrecido luz en la niebla de la confusión. La confianza en los avances de la ciencia y la investigación, por ejemplo, ha mostrado un referente de esperanza y de credibilidad. La vacunación ha sido un éxito indiscutible y las medidas preventivas han salvado muchas vidas. Por supuesto que quedan secuelas.

El repliegue social ha acrecentado la tendencia al invidualismo. Ahora toca levantar el vuelo, rehacer los puentes. La comunidad ha estado sometida a una agustiosa presión y el ejercicio de la responsabilidad ha sido una tarea difícil, con luces y sombras, frente a una adversidad prolongada en el tiempo que ha dejado emocionalmente tocada a la sociedad. La fatiga ha hecho mella. El Covid ha sido un baño de humildad que ha demostrado lo frágiles y vulnerables que somos. Reconstruir los lazos de la comunidad se convierte en un desafío de civilización y fuerza un nuevo orden de prioridades, por ejemplo para fortalecer la protección sanitaria. Y Euskadi no es una excepción en esta tarea. Nos hemos dado de bruces con el principio de realidad.

Tras ganar la batalla de la salud, ahora toca la recuperación, como anuncia el lehendakari Urkullu, y la progresiva vuelta a la normalidad. Un nuevo ciclo en el que son necesarios la cautela y el espíritu de superación. Saquemos lecciones de esta tremenda experiencia vital. Será el mejor homenaje a los profesionales sanitarios que lo han dado todo y a quienes han perdido su vida en el camino. Una catarsis que provoca ese íntimo sentido de supervivencia que aflora en los momentos más críticos.

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