El Dr. Mabuse, ¿pasa consulta?
El oficio de vivir ·
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Poderes en la sombra, control de las mentes, inflación, corrupción, ansiedad... sociedad de pollos sin cabezaEuropa en tiempos de incertidumbre, histeria y corrupción en las altas esferas. Sociedad de masas engolfada en remolinos de violencia y carestía, especulación bursátil y frenesí sexual sobre un paisaje de posguerra poblado de mutilados, falsificadores y desempleados. Pero también de enriquecidos. Grandes fiestas y ... suntuosos espectáculos, música de jazz y bailes de charlestón, expresionismo y vanguardias, pasión por el juego y la cocaína. Disolución moral y creciente inflación, palabra nueva que definirá a partir de entonces un impuesto a los pobres que prima a los ricos y oxigena al capitalismo en trance de asfixia.
En aquel periodo que se rotuló como 'felices años 20' asistimos al ascenso de un psicoanalista superdotado, el doctor Mabuse, genio criminal y transformista para el que todos los medios justifican la consecución de sus obsesivos fines: el poder en cualquiera de sus formas, saciar su fanática sed de dominio. Cuenta a su favor con la pasiva entrega de una masa sonámbula que vive solo para divertirse, unos, y otros, apenas para sobrevivir. Ello hace más fácil su labor de manipulación de las mentes y de instrumentalización de las conciencias.
Este es el argumento de una película alemana celebrada como una de las obras maestras de la edad muda del cine: 'El doctor Mabuse', que en 1922 cumple un siglo. En la cinta de Fritz Lang cristalizan las angustias y las neurosis sociales de la República de Weimar, régimen heredero del derrumbe del imperio alemán tras la Gran Guerra. La atmósfera es de pesimismo y de miedo, de superposición de miedos: a la anarquía, a una nueva confrontación bélica, a la miseria, a la deshumanización de la ciencia y del arte, a la enajenación colectiva...
Por primera vez se mostraban en pantalla escenas de hipnosis, descrita como un perverso juego mediante el cual Mabuse, contrafigura de Freud, logra plena obediencia de sus clientes, tanto los de la decadente sociedad burguesa como de las clases depauperadas en busca de un líder que ahuyentase sus fantasmas. El cineasta Lang acertó a anticipar proféticamente la emergencia de Hitler con esta película que, para mayor siniestralidad, le costó un ojo de la cara, el derecho, en un accidente de rodaje.
Poderes en la sombra, control de las mentes, inflación galopante, corrupción, artificios inteligentes en reemplazo de la voluntad, tambores de guerra, ansiedad... sociedad de pollos sin cabeza, por decirlo de una vez. Da por preguntarse si es que el doctor Mabuse sigue pasando consulta.
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