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Mario Bunge, más que vivo

EL OFICIO DE VIVIR ·

Juzgaba el cooperativismo como el único orden social que permite la realización de la democracia integral y los derechos humanos

Domingo, 1 de marzo 2020, 10:53

Su trayectoria arranca en 1939 y ha finalizado a su fallecimiento esta misma semana, ochenta años en los que no ha dejado de estudiar y de escribir, de enseñar y divulgar sobre ciencias de la naturaleza, lógica, matemáticas, economía, metodología de la investigación social, tecnología, neurociencias, psicología, medicina, ética, política, teoría de la cultura... Se nos ha ido un tipo genial, Mario Bunge, único autor de habla española presente en el 'salón de la fama' de los grandes científicos contemporáneos. Una mente privilegiada con una cosmovisión global, sistémica, que supo dar razón, sentido y coherencia a eso que llamamos realidad. Nos deja una obra inmensa abierta no solo a eruditos sino a cualquiera que, simplemente, se atreva a pensar.

¿Cómo es posible llegar a tanto y con tanta clarividencia? En sus memorias, 'Entre dos mundos', lo achaca a que por sus genes alemanes y vascos tenía la cabeza dura y un tesón indesmayable. Respecto a su longevidad (ha muerto centenario) y frescura intelectual, su receta era la abstinencia de tóxicos como el tabaco, el alcohol... y los autores posmodernos.

Veía en la actividad científica una musculación moral cuando se ejercita con honestidad (o 'culto' de la verdad), independencia de juicio, coraje intelectual (y aun físico en ocasiones), amor por la libertad intelectual y, por extensión, amor por las libertades, individuales y sociales, y sentido de la justicia. Así pertrechado, sacudió de lo lindo a los cultivadores de las pseudociencias (psicoanálisis, parapsicología y espiritualismos varios, marxismo, economía neoclásica, fenomenología...), difundió el pensamiento crítico, auspició la creación de asociaciones escépticas y defendió la educación racional como cimiento de la persona («Dime en qué crees y en qué descrees, y te diré en qué escuela te han formado o deformado»).

Apetece recordar lo mucho y bueno que Mario Bunge escribió sobre el cooperativismo, que juzgaba como el único orden social que permite la realización efectiva de la democracia integral y los derechos humanos. Citaba siempre a Mondragón como su modelo, alertando del riesgo de debilitamiento de la «esencia del espíritu cooperativo», esto es, la autogestión activa.

A Bunge le debemos, además, una ética humanista, realista y materialista denominada agatonismo (de 'agathos', bueno), cuyo postulado máximo formulaba así: «Disfruta de la vida y ayuda a que otros tengan una vida digna de ser disfrutada». Un kantiano hedonista.

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