Matriarcalismo y matriotismo
El oficio de vivir ·
El patriotismo vasco, de bandera y trinchera, no pasa de ser un injerto patriarcal moderno en una vieja raíz matriarcalistaSecciones
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El patriotismo vasco, de bandera y trinchera, no pasa de ser un injerto patriarcal moderno en una vieja raíz matriarcalistaMatriarcado no es lo mismo que matriarcalismo tal como demostró Andrés Ortiz-Osés, notable antropólogo y referente para varias generaciones de universitarios fallecido la semana pasada. Lo primero tiene que ver con el poder y el liderazgo, lo segundo define una cosmovisión que atañe a ... todos los aspectos de nuestra vida. El matriarcalismo vasco posee raíces ancestrales y se expresa, por ejemplo, en la tendencia comunalista y en una acusada ligazón con la Naturaleza; el arraigo a la tierra y a la casa, símbolo de la unión con los ancestros; la prelación de la magia, el mito y la utopía sobre la razón, la historia y el presente dado; el derecho consuetudinario sobre el codificado; el sentido cíclico del tiempo que vehiculamos a través de ritos y fiestas; en fin, la cuadrilla, el 'txoko', la identidad grupal, el cooperativismo o los conflictos de autoridad serían otras manifestaciones de esta estructura psicosocial.
De acuerdo con lo anterior, el patriotismo contemporáneo, el de bandera y trinchera de los dos últimos siglos de nuestra historia, no pasa de ser un injerto patriarcal moderno en una raíz preindoeuropea matriarcalista. Quizá por ello, los guerracivilismos nunca consiguieron romper del todo una sociedad de sólidos habitus. Los exaltados patriotas no han podido doblegar a los viejos 'matriotas'.
El economista y politólogo gallego Manuel Blanco Desar sostiene que el verdadero patriotismo hoy es el matriotismo porque insufla vida nueva al país y nos ahorra dar la vida por él. El matriota, sin envolverse en banderas, ama su tierra y celebra que el azar lo haya colocado aquí, pero sabe que cualquier lugar en el mundo es especial y digno de una vida feliz. Frente a la lógica binaria del patriota (nosotros o ellos, español o antiespañol, leal o traidor), el matriota adopta una lógica difusa y siente que todos somos un poco de todas partes de modo que podemos llegar a entendernos. Sonreirá recordando lo que un profeta jeltzale aconsejaba a los jóvenes: «Debéis ser enfermizamente vascos: lo primero, chicas y chicos, la condición de vasco, y a partir de ahí surgirá todo lo demás».
En un estupendo artículo, el periodista catalán Lluis Amiguet recordaba que el patriota vive del sueño irrenunciable de una patria perfecta, y ningunea a quienes no la sueñan al considerarlos engañados por un supuesto 'enemigo'. Por el contrario, los matriotas disfrutamos del aquí y ahora y celebramos la diversidad y la complejidad del país real... que también incluye a los patriotas.
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