El mundo de mañana
MI GENOMA Y YO ·
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MI GENOMA Y YO ·
La diferencia entre el mundo de ayer y el de mañana es que ya le hemos puesto rostro al pánico globalSe diría que había mojado su pluma en el vaso de veneno que apuraría junto a su mujer nada más concluir su último capítulo. El ... libro se publicaría al año siguiente, 1943, bajo un título muy actual: 'El mundo de ayer'. «¿Cómo es posible que pueblos enteros hayan podido cegarse ante una realidad cuya dimensión mortífera parecía evidente?»
La pregunta de Stefan Zweig, referida al virus del nazismo, vale para analizar la emergencia del Covid-19. Pese a los informes de la OMS que en septiembre de 2019 alertaban acerca de una pandemia global, nadie supo precaverse entonces. Ya desencadenada, ninguna instancia supranacional ha podido evitar la paralización del planeta. ¿Cómo amanecerá el mundo de la postcrisis? Bien podemos interiorizar la nostalgia letal de Zweig porque, sin duda, ya nunca más será el de ayer.
La globalización seguirá marcando sus pautas, pero tras experimentar una drástica corrección de fronteras –físicas, económicas y sociales–. Comportará fracturas entre los apóstoles de la solidaridad y los tribunos del pragmatismo. Todos estarán de acuerdo en una cuestión capital. Frente a las políticas de deslocalización se impondrá la relocalización de sectores estratégicos como los implicados en el utillaje de protección sanitaria. Las crisis de 2003 y 2008 hicieron saltar todas las alarmas pero seguimos confiando su producción masiva a China. Esa dependencia ha resultado tanto más mortífera que el propio virus. Nunca más volverá a suceder.
Entre tanto asistiremos a un fortalecimiento de los Estados como proveedores de servicios y garantes de los equilibrios sociales. ¿Pero a qué precio? Estados de alarma que recuerdan los viejos estados de excepción. Control de la ciudadanía, conculcación de derechos y libertades. Todo por nuestro bien, decía el Gran Hermano orwelliano.
Ocurrirá algo parecido con la ciencia y la tecnología, erigidas en el nuevo faro del mundo. Triplicaremos las inversiones en Sanidad. Su coste obligará a una reestructuración del Erario suprimiendo entes superfluos y administraciones duplicadas en beneficio de las esenciales. En el mundo de ayer mandaba la dictadura de los mercados financieros. En el de mañana prevalecerá la emergencia asistencial y la preventiva. Porque esta pandemia no ha sido la primera ni será la última.
La diferencia entre el mundo de ayer y el de mañana es que ya le hemos puesto rostro al pánico global. Caminamos al amparo de mascarillas. Pero sabemos que, ahí arriba, han caído todas las máscaras.
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