Necesidades básicas
EL OFICIO DE VIVIR ·
Rindamos elogio al progreso comparando la situación actual con la de hace cien años, cuando la 'gripe española'Secciones
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EL OFICIO DE VIVIR ·
Rindamos elogio al progreso comparando la situación actual con la de hace cien años, cuando la 'gripe española'Llegado el momento de acotar necesidades, de calcular lo que mínimamente precisamos para salir adelante, nos percatamos de cuántas cosas que hemos tenido por esenciales se nos aparecen ahora como caprichos o apetencias de un pasado que acaso añoremos, porque fue próspero, pero también nos ... duela, porque fuimos frívolos. (Que tire la primera piedra quien más de una vez no soltó en voz alta aquello de «Yo sin esto no podría ni vivir...».)
No existe sobre la Tierra especie más adaptativa que la humana. Ahí radica nuestra fortaleza ante todo tipo de amenazas y de calamidades. Capacidad de resistencia y de resiliencia; flexibilidad para aguantar reveses y soportar con el menor daño los trances nefastos; y ambición y deseo de volver a disfrutar en breve lo que de bueno tiene la vida. Tal es el ciclo que se repite continuamente, desde las glaciaciones hasta el coronavirus, mientras nos esforzamos por que las fases de riesgo y de sufrimiento sean cada vez más breves y menos lesivas (no hay mayor elogio al progreso que comparar la situación actual respecto a la de hace cien años, cuando la 'gripe española').
Conforme al decálogo para una vida mínima, hay diez componentes de tipo biológico, físico, psicológico, social y cultural que aseguran nuestra pervivencia como seres enteramente humanos. Son todos imprescindibles e interdependientes, de modo que basta que uno de ellos falte para que la vida se empobrezca, se nos haga dura o incluso imposible. Pero como existen grados y efectos de compensación, conviene buscar un equilibrio: en biología esto se denomina homeostasis.
Evidentemente, el primero es la salud pues en su carencia todo lo demás es inútil. La actividad física y la mental son primordiales ya que nos mantienen en forma y, sobre todo, con buen tono vital. Está la alimentación, claro y, cómo no, la protección bajo un techo. Sexta condición, pero no menos esencial: necesitamos relacionarnos, socializarnos por cualquier medio y hoy son muchos los disponibles para hacerlo a distancia. Y todo ello además con seguridad, sin miedos (bienvenida a los mensajes sosegantes).
Aún quedan otras dimensiones que por las circunstancias podríamos tener hoy relegadas, pero a las que nunca debemos renunciar. Es el trabajo, que amén de proporcionarnos ingresos (otra exigencia), articula en buena medida nuestro proyecto biográfico. Y la educación, pues nada de lo que está pasando habrá servido a menos que sepamos convertirlo en enseñanza de vida. Cuídense.
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