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Se imagina levantarse una mañana y ser incapaz de leer el periódico porque parece estar escrito en un idioma extraño? Esto le sucedió a Howard Engel, el famoso novelista canadiense que creó al detective Benny Cooperman. Identificaba las letras pero las palabras no tenían significado; ... escribía algo y no podía leerlo. Encontraron un hematoma en la región occipital izquierda del cerebro. Como explica José Ramón Alonso en su libro, Engel era un escritor que no sabía leer. Padecía una alexia sin agrafia o ceguera para las palabras.
La alexia es un trastorno que consiste en la pérdida de la capacidad de leer. Siempre causa extrañeza y sorpresa a quien la padece y al médico explorador porque sucede en presencia de una normalidad de la función. En este caso, los pacientes ven, escriben y mueven las manos con normalidad y sin embargo, no pueden leer. La primera descripción fue obra de Valerio Máximo en la Roma de Tiberio. Suele deberse a una lesión en la unión de los lóbulos occipital y temporal del hemisferio cerebral izquierdo, una región que coordina la información recibida por las vías visuales y auditivas y le asigna un significado. No obstante, existen otras localizaciones que provocan diferentes variedades de alexia.
Cuando leemos algo, nuestros ojos ven las formas características de las letras. Esta información es transportada al cerebro quien identifica la configuración específica de cada letra, entiende la agrupación que forma la palabra y le da un significado. El derrame interrumpió esta vía en el cerebro de Engel quien, sin embargo, conservó intacta la vía que procesa la información entre los ojos y las manos y pudo escribir. Gracias a eso desarrolló una estrategia para recuperar la capacidad de leer: Engel convirtió la lectura en escritura. Cuando leía, trazaba cada letra con su dedo, escribía las palabras en el aire como si fuera un dibujo y así podía identificarlas correctamente. Más adelante, pudo hacer esto con movimientos de la lengua dentro de la boca con la forma de la letra. Utilizaba caminos alternativos para interpretar cada letra y poder construir palabras. El recordado Oliver Sacks dijo que el logro de Engel era un tributo a la dedicación y habilidad de sus terapeutas en rehabilitación, a su determinación en conseguir volver a leer y a la adaptabilidad o plasticidad del cerebro humano. Magnífica receta para quien haya sido víctima de un ictus u otra enfermedad neurológica.
Existen otros trastornos neurológicos sorprendentes debidos a lesiones discretas en zonas concretas del encéfalo. Los pacientes con apraxia no pueden realizar movimientos coordinados con una extremidad cuya fuerza es normal y los que sufren agnosia no tienen conciencia de lo que sucede en una parte del campo visual o de su cuerpo, aun cuando la visión y la percepción están intactas. Estas alteraciones dan una idea de la compleja organización y función del cerebro. Son los vericuetos de la conciencia que hacen que hasta lo más inverosímil tenga una explicación.
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