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Oongi etorri, Mikel! Finalmente has llegado. Eres mi tercer nieto, pero no acabo de acostumbrarme al milagro de la vida que supone tu nacimiento. Eres ... un niño muy deseado y amado. Yo estoy en el ocaso de mi vida y tú apenas has nacido. Todavía no eres consciente de ello, pero has recibido el fabuloso don de la vida. Un don que te hace partícipe de la vida que alienta al mundo y a la naturaleza toda. Un don que te instala en la humanizada divinidad que somos. Has de estar siempre agradecido al gran regalo que es la vida. Eres pequeño, débil e indefenso; pero no temas, tus aitas cuidarán de ti. A sus 103 años la amona Karmen, tu bisabuela, esa jelkide impenitente, se ha puesto a cantar el «Mikel, Mikel/ Mikel gurea/ gorde zaindu/ Euskal Herria» al saber que has nacido.

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diariovasco El océano de la vida