La música folk está viviendo un renacimiento notable. Muchos artistas, muy alejados de los estereotipos tradicionales, han venido a reivindicar que esas coplas, esos bailes, esos instrumentos también les son propios. La figura más destacada de esta corriente es Rodrigo Cuevas, un gran músico y ... una persona muy inteligente. El otro día comentó en televisión que habría que recuperar el cortejo a la hora de ligar: recitar poemas, bailar, lanzar piedritas contra la ventana de la otra persona. Anoche escuché al humorista Pablo Ibarburu lamentar que las personas mayores no se arrancaran ya en el bar a cantar y, por lo que sea, de un tiempo a esta parte, la gente joven ha vuelto a aficionarse a las romerías. Esta revisión y reapropiación de elementos del pasado, que durante años han resultado polvorientos y rancios, me resulta tan seductora como divertida. Tras décadas escuchando eso de «la España de pandereta», va a resultar que al final lo más moderno era, precisamente, la pandereta.
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