Atotxa, un caos de obras

Las obras de la nueva estación de Atotxa en Donostia están siendo un ejemplo de todo lo que no hay que hacer en un proyecto ... que podía haber aspirado a una mayor ambición. Para empezar, la estación no es soterrada, a diferencia de las que se van a construir en Bilbao y Vitoria. Una obra, por lo tanto, mucho menos compleja y costosa pero que ha desembocado en más de cuatro años de obras. Sí, todas las obras generan afecciones, pero estas se llevan la palma. Un despropósito. Los usuarios de la estación y las personas que pasamos por el lugar a diario somos testigos del caos. Los problemas en el tráfico son continuos y ni rastro de un guardia municipal. Cada mañana y cada tarde, atasco. Hay que poner el grito en el cielo, porque es la vía de salida de la ciudad hacia el río. Una ratonera. Por no hablar de la falta de seguridad, con trabajadores andando a centímetros de los coches, camiones invadiendo el carril o grúas elevando bloques de hormigón por encima de las cabezas de viandantes. Si Donostia se jacta de ser una ciudad atractiva, desde luego no lo es por cómo ha gestionado este proyecto.