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El caso de los trenes destinados a Cantabria y Asturias me da a mí que ha sido más propicio para excitar los ánimos del personal, ... en todos los órdenes, empezando por el de los simples chascarrillos, que el perjuicio real que ha podido ocasionar a sus potenciales afectados. Porque un tren que no pueda entrar por un túnel o se quede atrapado dentro de él pertenece más al ámbito de la imaginación que al de la racionalidad técnica. Accidentes ferroviarios ha habido por choque, descarrilamiento, incendio, pero no porque un túnel sea bajo o estrecho. Es la imagen perturbadora, como se dice ahora de algunas películas, y que nos provoca esa posibilidad, la que se traduciría en nuestro subconsciente (si es que Freud tenía razón) en metáfora de la disfuncionalidad sexual o en pesadilla por angustia o ansiedad, del tipo de las que no te puedes mover atrapado en una sima. En el orden político el fiasco vendría a sumarse a una deriva final de un Gobierno que más que de coalición, como ha dicho alguno, es ya de colisión: dos bloques, cada uno por su lado, y el presidente intentando solucionar lo que hacen los del otro bando: sea la ley del 'solo sí es sí' o la de universidades (LOSU), que está próxima a aprobarse y muchos vaticinan también como desastrosa.

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diariovasco Trenes gigantes en túneles menguantes