¡... Y yo con estos Pelosis!
Giputxirene ·
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Giputxirene ·
Trump es el villano de una peli mala que cuenta una historia de actualidad. Con este presidente el ridículo se hace carneDonald Trump ha superado el proceso de destitución y cada día parece menos irreal −sin dejar de ser surreal− que el sujeto en cuestión gane ... la reelección en noviembre. Guste o no, es innegable que el rastacuero faltón, rijoso, narcisista, mentiroso compulsivo, innoble y beocio presidente de los Estados Unidos ha conectado con cierto espíritu de la época: una civilización crepuscular poblada por una masa desorientada y soportada en valores delicuescentes.
Trump es el villano de una peli mala que cuenta una historia de actualidad. La nuestra. Hace algunos años, el cáustico George Steiner, fallecido esta misma semana, aventuró una sugerente clave: «En el principio era la palabra. Bien pudiera ser que al final sea el ridículo. Tal vez estamos entrando en una gran época ridícula». Con Trump, el ridículo se hace carne y el verbo se va a la mierda. Así lo ha visualizado la presidenta de la Cámara de Representantes al romper con gesto teatral el onanista discurso del presidente en torno al estado de la muy desunida Unión.
Afirma Trump que Nancy Pelosi no solo es una mujer «horrible» sino algo muchísimo peor: puede que no rece. Conforme a la lógica trumpiana, una señora empieza por no rezar en la intimidad y, como se la deje, acaba organizando un impeachment contra el presidente que está haciendo grande a América otra vez. Si la política funcionara como un reality show -lo que a él le encantaría− mandaría a Nancy y a todos sus 'Pelosis' al confesionario.
Somos de la opinión de que lo más peligroso de Trump no es tanto el propio Trump sino la corriente de simpatía y emulación que está suscitando. Hablo, claro está, de sus émulos capilares (Boris Johnson), de sus émulos testiculares (Ortega Smith), émulos polucionantes (Bolsonaro) o émulos bocachanclas (el filipino Duterte). Pero no desestimemos a tantos energúmenos de a pie que se miran desacomplejadamente en ese antimodelo social de éxito; tipos brutales que no ocultan su antipatía frente a todo lo que implique sutilidad, complejidad, racionalidad; indiferentes a la compasión, insolidarios fuera de su círculo tribal; machistas, racistas, violentos; moralmente cochambrosos. Ojo con los 'trumpillos' que se están soltando la melena.
Analizando a Trump, el profesor Franco Berardi concluye que su caso, como el de otros gobernantes, no es de política sino de psicopatía. «Vivimos una situación que es psicopática». Motivo para sentir añoranza por los villanos de Shakespeare: Otelo, Ricardo III, Macbeth, Coriolano... Acaso también psicópatas, pero en absoluto ridículos; y villanos con palabra, con hermosa palabra.
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