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Entiendo la política como el arte de lo posible, como servicio público enfocado al bienestar de las personas, instrumento útil para dirimir discrepancias, arte para propiciar la convivencia y el respeto, instrumento útil para la gestión de lo público, gestión de la frustración que diría ... el filósofo Innerarity, aprendizaje a distinguir lo que uno desearía de lo que las circunstancias permiten. Porque si uno no llega a la política con estos conceptos asumidos uno se puede convertir en fanático o melancólico y en ambas circunstancias no consigue nada. Este ciudadano vasco, entiende su nacionalismo como opción que no se construye en contra de nada ni de nadie, sino a favor de, y se muestra conturbado ante ustedes señores Albert Rivera y Pablo Casado que reiteradamente, como presidentes respectivamente de Ciudadanos y PP, atacan directamente al autogobierno vasco. No es la primera vez que ustedes arremeten gratuita e irresponsablemente contra la singularidad vasca. De hecho buena parte de sus demagógicas declaraciones se han basado en denunciar supuestos privilegios: txantxullos, cuponazos, venta, ruptura, traición, vaciamiento de España riegan sus discursos sectarios. Y ahora... 'desleales'.
El 6 de abril del año pasado, en el foro de 'León Noticias' el señor Rivera fue más lejos y aseguró que los derechos históricos vascos y navarros no existen y continuó, «¿Qué es eso de los llamados DD HH? Insistió en que o eran pasado o simples inventos o instrumentos para pedir réditos futuros y privilegios... «aquí no hay nada de eso, aquí nacemos libres e iguales y tenemos derechos ciudadanos y personales, no territoriales, nadie es más que nadie, ya está bien de arrodillarnos ante los supremacistas y tener que pedir perdón por ser español» argumentó.
Las opiniones del señor Rivera con respecto al Concierto y Cupo introducen un plus de preocupación. Preocupación añadida generan a su vez las declaraciones inadmisibles y gratuitamente provocativas del señor Casado el 20 de febrero en el mismo Senado respecto a la negativa, paralización, freno o moratoria de las legítimas transferencias competenciales a Euskadi, por 'desleal'. Actitud prevaricadora respecto al autogobierno vasco que burla la ley, el Estatuto y la propia Constitución y que mina los fundamento de la propia democracia y de la convivencia. No estamos, no, por desgracia, ante algo coyuntural o de vehemencias mal calculadas, estamos ante discursos recentralizadores laminadores de toda diversidad, no casuales sino estratégicamente diseñados. No responden a excesos verbales. Considero y entiendo perfectamente que alguien se sienta español y patriota, obvio. Pero decirse patriota español y pretender que no se es nacionalista no tiene sentido. Es respetable ser español, patriota y nacionalista español. Ahora bien, ¿cabe tildar a otros nacionalistas que no siendo nacionalistas españoles, defendiendo un nacionalismo de resistencia y no hegemonista sean considerados como supremacistas y desleales? En España, conviven, sí, diversos sentimientos nacionales pero ¿cuál podría ser considerado como el supremacista... el vasco, el catalán o el español, es decir el suyo?
Como profesor y quizás por ello por defecto profesional, estimo que ustedes merecen suspenso en máster de Constitución española por falsear lo que realmente dice la Disposición Adicional Primera, por omitir la auténtica realidad de la relación de los territorios históricos de Euskadi y Navarra con la Corona española en el Antiguo Régimen hasta la abolición de los Fueros, por olvidar la realidad institucional vasca y navarra, por desconocimiento del significado de la Disposición Derogatoria de la Ley Abolitoria de los Fueros. Por último, les calzo un muy deficiente, por desconocer o no querer reconocer y/o respetar el resultado del referéndum del Estatuto de Autonomía de Euskadi el 25 de octubre de 1979.
España tiene un problema si sigue sin aceptar su propia historia y realidad. Quien escribe estas líneas apuesta por un futuro vasco democrático y legítimamente autogobernado, integrador e inclusivo, normalizado, reconciliado y en su diversidad reencontrado a sí mismo, respetuoso con la voluntad mayoritaria libremente expresada por la ciudadanía traducción de legítima ilusión democrática y apuesta por la negociación, transacción, bilateralidad, soberanía compartida, visión larga a futuro y responsabilidad participada en el encaje más amable posible en España y en Europa,sin imponer ni impedir y sin populismos internos ni externos.
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