Razonar y otros bricolajes
Giputxirene ·
Igual que vamos al súper a proveernos de proteínas y vitaminas, acudimos al 'mercado cognitivo' buscando los recursos para interpretar lo que nos rodeaSecciones
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Giputxirene ·
Igual que vamos al súper a proveernos de proteínas y vitaminas, acudimos al 'mercado cognitivo' buscando los recursos para interpretar lo que nos rodeaVivimos una especie de 'tecno-edad media' crédula y propicia para supersticiones, teorías descabelladas y toda suerte de irracionalidades en expansión? ¿Somos cada vez más ... incautos y permeables a las manipulaciones? Hay a quienes así se lo parece en vista de la proliferación de bulos y 'fakes', conspiraciones y patrañas que circulan a chorros y que no pocos parecen asumir como versiones aceptables de lo que está sucediendo en nuestro complejo mundo.
El cambio climático lo inventaron los chinos para debilitar a Occidente; la lotería está trucada; Angela Merkel fue concebida con el semen congelado de Hitler en el vientre de una hermana de Eva Braun (¡sí, hay pirados que así lo creen!); los aviones que surcan los cielos expulsan sustancias químicas que reducen la fertilidad de la población; el artista anónimo Banksy es una ficción diseñada por la factoría Disney; mediante las vacunas se extienden nuevas enfermedades; etc.
El sociólogo Gérald Bronner lleva años trabajando sobre lo que denomina 'el imperio de las creencias'. En síntesis, su teoría es la siguiente. Las personas disponemos de una variedad de herramientas intelectivas para dar explicación y sentido a nuestra experiencia que van desde el conocimiento racional, elaborado a partir de una información suficiente, hasta el bricolaje que operamos con conjeturas e intuiciones, deseos y actos de fe. Todos somos consumidores de productos cognitivos. E igual que vamos al súper a proveernos de proteínas, vitaminas, minerales y carbohidratos, asimismo acudimos al 'mercado cognitivo' buscando en cada caso los recursos para interpretar lo que nos rodea.
Como consecuencia de la sobreabundancia de oferta en ese mercado (hay actualmente una competencia feroz entre ideas y representaciones más o menos elaboradas con la ingente masa de datos disponibles) y del ejercicio de la libertad de expresión, la palabra oficial, el juicio experto, ha ido perdiendo legitimidad a la vez que se viralizan las creencias.
Pero no es por ello cierto que el irracionalismo esté ganando terreno, al menos en el largo plazo. Dice Bronner que, colectivamente, nuestra percepción de la realidad se ha afinado mucho, como lo prueba el progreso del conocimiento aplicado: hoy sabemos más sobre cómo es nuestro entorno y hacemos mejores cosas que hace cincuenta o cien años. Sin embargo, por grande que sea nuestro desarrollo, el imperio de las creencias vivirá largamente. Porque la propensión a creer constituye una de las características fundamentales del género humano y el modo más generalizado de aprehensión de la realidad.
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