En todo un San Sebastián
Giputxirene ·
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Giputxirene ·
¿Qué fue de aquella Bella Easo donde anclaban yates y hoy gamberrean piratas con txosnas?En marcha el Festival Internacional de Cine, es de lamentar que estrellas, periodistas y tanta gente importante como nos visita encuentren una ciudad que no ... está a la altura de su prestigio ni de su antiguo postín. Porque ¿dónde está el 'glamour' con desconchados en La Concha, monumentos andamiados, pajarracos en las playas, churrerías y pedigüeños desde el María Cristina a Reyes Católicos? En lugar de etiqueta, jóvenes en vaqueros rotos y chancletas, papeleras desbordadas, bicis achatarradas... todo chabacano y zarpa por extensión.
En todo un San Sebastián, antaño tan admirado por su chic, cagan los perros y campan los sagus, moteros ruidosos, surferos descalzos y aluvión de pintxopoteros. El cementerio está muerto, Igueldo desaseado, su funicular en declive, Lo Viejo inasequible, tiendas de trapillo y chichinabo, muchos bares pero faltan cajeros, fuentes, urinarios, señales de información y 'On parle français'. Hay un adoquín roto frente a mi portal; ¿qué hace la autoridad?
La línea 39 no anda recta, los taxis nunca llegan, grafitis en las marquesinas, y para la isla ¿cuándo un bonobús? Hartos de bidegorrinos, de perroflautas, de oenegeros... ¡es que no se puede circular! La estación nueva, una birria; Illumbe, una ruina; el velódromo, desaprovechado; y con el frontón yo me reboto. Mira Bilbao, ellos tienen aeropuerto y metro, Guggenheim y Bellas Artes, nada que ver con el de Prim que hasta vergüenza da. Señor alcalde: al donostiarra le gusta lo nuevo, flamante y relumbrón, y no ese cascajo que mejor tirar.
En todo un San Sebastián antes olía a canapé en vez de a morcillada popular, había bailes en el Tenis, cóctel en el Náutico, realeza en Miraconcha, ministros en Ayete; era todo paz, decencia y genuflexión. ¿Qué fue de aquella Bella Easo de la Belle Époque donde anclaban yates y hoy gamberrean piratas con txosnas? Los pasos de cebra resbalan, los tamarindos agonizan y las obras públicas nunca terminan. Este verano, fuegos sosos, helados caros y sin sabor; hay ruido, no se puede dormir; hay extraños, no te puedes fiar; hay misa a las 11, ¿no se podría retrasar?
Si queremos una ciudad de categoría necesitamos más luces en Navidad; por San Sebastián, mejores tamborradas; atolosar el Carnaval; llegada la Semana Santa, pasos de procesión y en la Grande... un poco de porfavor. Delfines en el Aquarium, óperas en el Kursaal (¡mirar a Bilbao!), prohibir las barbacoas en Cristina Enea y feria de abono por la Constitución. En todo un San Sebastián, pronto es que no se va a poder ni vivir. A quien corresponda.
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