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Hemos escuchado hasta la saciedad –por boca de un hermano que critica el último disco de Extremoduro, a través de una amiga que trata de evitar que vuelvas con el imbécil de tu ex o de ese profesor que no quiere que te presentes en ... septiembre– la cantinela de que segundas partes nunca fueron buenas. Como en toda frase hecha, hay una parte de verdad oculta entre sus palabras, pero la realidad es un poco más compleja: las segundas partes, tanto en la ficción como en la vida, pueden ser un truño; pero algunas también son una estupenda excusa para reencontrarnos con alguien querido, una manera de volver la vista atrás, y también, por qué no, una forma excelente de reconectar con la persona que fuimos para explicarnos quiénes somos hoy. Todo depende de nuestras expectativas.

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