La siniestra Secreta
El oficio de vivir ·
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El oficio de vivir ·
En la sede central de la Guardia Civil se instaló una caldera para quemar millones de documentos de la represión franquistaSiendo ministro del Interior Rodolfo Martín Villa, en connivencia con el presidente Suárez, se llevó a cabo un colosal expurgo de los archivos de las fuerzas policiales, de los servicios de Información, de la organización del Movimiento, de los gobiernos civiles y de los expedientes ... tramitados por el Tribunal de Orden Público durante el franquismo. Millones de documentos fueron trasladados en camiones a la sede central de la Guardia Civil donde se instaló una gran caldera para su quema.
En unas recientes memorias, Óscar Alzaga recuerda que el grueso de los archivos de las policías políticas de la Alemania nazi, de la Italia fascista, del Portugal salazarista, de la dictadura militar griega e incluso de la 'cheka' estalinista, se conservan. España es el único país europeo donde se han destruido bárbaramente las fuentes que permitirían reconstruir la historia de la represión, y ello porque —asegura el constitucionalista democristiano— muchos políticos franquistas para prosperar como demócratas precisaban que desaparecieran las huellas de su pasado.
A más de esa 'memoria quemada', la normativa actual de acceso a los archivos es muy restrictiva y, entre otras cosas, establece un plazo de veinticinco años desde la muerte de un agente policial para poder consultar su ficha, lo que revela el recelo político ante un tema que incomoda a los partidos que desde 1977 han sido cómplices de esa desmemoria y se han servido de policías manchados de sangre.
Sabido esto, resulta encomiable la investigación que el joven historiador Pablo Alcántara acaba de publicar con el título de 'La Secreta de Franco. La Brigada Político-Social durante la dictadura' (ed. Espasa), la primera que analiza con carácter exhaustivo los perfiles de sus miembros, los métodos empleados y la evolución de la llamada 'Gestapo franquista'. Nos habla de una página de la historia pero también de la actualidad en la medida que algunas huellas de la siniestra institución perduran (que se lo pregunten a las víctimas del excomisario Villarejo), como escandaliza la impunidad con que los verdugos de Franco se reconvirtieron, sin rendir cuentas, en ejemplares servidores de la democracia (con la impagable colaboración de las bandas armadas al brindarles la gran coartada de la lucha antiterrorista).
El libro aporta luz pero ya no de fuego sino de información sobre las actividades de 'la Secreta'. Porque «lo contrario del olvido no es la memoria, sino la verdad», tal como afirma Mariano Sánchez Soler en el epílogo.
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