En una sesión congresual del Partido Comunista de Cuba, Fidel Castro fue interrogado por un militante sobre su posición en torno a cierto asunto de calado internacional. El caudillo se quedó pensativo, acarició sus barbas y respondió: «Sí». Tras un momento de silencio, y viendo ... que la reflexión no iría más allá, los cientos de delegados se alzaron en pie rompiendo en largos aplausos. Pensé entonces que lo que en realidad celebraban era que con ese monosílabo el amado líder les había ahorrado otra de sus aburridísimas peroraciones, que en alguna ocasión llegó hasta las siete horas hablando sin interrupción.

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Dice el proverbio que escoger una palabra es elegir un mundo. Cada año desde hace diez, la Fundación del Español Urgente destaca una como representativa de la anualidad, algo así como un extracto léxico del mundo en que vivimos. De ediciones precedentes recordaremos: vacuna, confinamiento, microplástico, aporofobia, refugiado, selfi... En 2022, por vez primera, no han sido una sino dos las palabras del año, consideradas unitariamente como expresión compleja: inteligencia artificial.

Aun sin afán de enmendarle la plana a la Fundéu, aventuramos otra elección que habría estado más en consonancia con nuestra actualidad: 'subyacente', palabra que desde hace casi un año oímos y leemos a diario en relación a la subida de los precios. El tecnicismo, de tanto repetirse, va calando en el lenguaje popular y el otro día en una cola de rebajas escuchamos a una dama pizpireta: «La alimentación y la luz están carísimas, pero lo peor es la inflación subyacente que no da tregua».

Subyace lo que está debajo, tendido u oculto a la simple vista. Hoy se cultiva mucho la arqueología conspirativa en torno a oscuros poderes que, al decir de los más desconfiados, gobernarían el mundo, en tanto que los más cándidos siguen confiando en partidos políticos de mano ligera en el manejo de los bienes públicos: es la corrupción subyacente de la que no se libra el paisito ni el paisote.

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Desde una visión más amplia, en el Universo estratificado e infinito tan real es lo superficial, por ejemplo nuestra piel, como lo subyacente, el 'subsuelo' en el que se alojan complejos, secretos, sueños y donde tiene su hábitat el inconsciente que no raras veces es fuente de grandes conflictos personales a los que la psicología trata mediante la palabra. Por ella sabemos que un vocablo tan simple como «Sí» puede resultar curativo cuando expresa la aceptación de uno mismo. Ventajas de la inteligencia natural.

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