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Soy de los que desea una Euskadi en la que los diferentes sentimientos de pertenencia de quienes componemos la sociedad vasca convivan compartiendo un proyecto de país cuyo futuro construyamos entre todos. Creo en una Euskadi en la que la voluntad democrática de sus ciudadanos ... sea la base de la mutua convivencia y en la que los acuerdos amplios entre diferentes sirvan para hacer frente a los retos del futuro. Creo por ello en la negociación, en el no impedir y en el no imponer, en el derecho a decidir de los vascos y en su concreción pactada, creo en la convivencia y en la bilateralidad real, respetuosa, mutuamente acordada y amable entre Euskadi y España. Creo en un proyecto de futuro, líder, que se trabaja y que se gana, que lo ganaremos, trabajando entre todos codo a codo y día a día, porque al fin y al cabo todos y todas somos parte voluntaria y vital de ese mismo proyecto a futuro, abierto y amplio. Creo en un proyecto con el que vascos y vascas aspiramos a ser lo que deseamos, y que por ahora no lo hemos conseguido del todo. Sueño en una Euskadi como objetivo, autoexigencia moral e imaginación creadora, lugar de contradicciones y de discrepancias, apuesta abierta de interrelación e interdependencia, sueño en la vía vasca al futuro que alumbra y se hace realidad, causa por la merece la pena luchar y en la que afortunadamente existen razonables expectativas de ganar el devenir porque disponemos de la capacidad creadora necesaria para acometer un futuro nacional y social, justo y solidario. Creo en un proyecto político que exige energía, innovación creadora, confianza en nosotros e inteligencia de que la fe no es que creamos lo que no hemos visto, sino que significa hacer realidad lo que creemos, por lo que soñamos y por lo que apostamos.
Estaremos y seguiremos siendo, no solamente porque acertemos y demos con el proyecto y en las soluciones, sino por anticiparnos a dársela al futuro. Porque el verdadero objetivo y fin último de la política es la persona, mujer, hombre, niño, joven o mayor y sólo se justifica y tiene sentido en sí mismo en la medida en que es capaz de servir a la dignidad, al bienestar y a las libertades esenciales del ciudadano/a. Creo vislumbrar una sociedad vasca imperiosamente necesitada de normalizar definitivamente su convivencia y de gestionar con eficacia definitiva la construcción de un escenario garante de un futuro político compartido. Creo y sueño en que se procederá en justicia y lealtad democrática recíproca exigir respeto para los vascos que quieren sólo vascos y para los que quieren ser además españoles. Creo, sueño en que se avanzará a partir de la libre decisión de todos los vascos respetando las reglas de juego. Sueño en manos tendidas que se estrechan sin amagos.
Creo en Euskadi nación vasca, patria que la construimos en auzolan para hacerla más y mejor. Sueño en que llegue el día en que acepte con naturalidad que el nacionalismo vasco responde a la voluntad legítima y democrática de amplias capas de la sociedad vasca. Día en el que no habrá problema en abordar con naturalidad las percepciones y voluntades diferentes, todas legítimas y democráticas, que contemplen cuestiones tan enredadas históricamente entre lo vasco y España, y sus derivadas en cuanto a los diferentes grados de conciencia nacional vasca y/o española. Sueño y creo en que seguiremos abordando en toda su dimensión los problemas inherentes a la sociedad que nos ha tocado vivir: paro, vivienda, inmigración, multiculturalidad, sanidad, educación, equidad e igualdad, innovación, tecnologías, juventud, tercera edad, ocio, infraestructuras, movilidad, medio ambiente, Europa. Llegará el día en que se reformará lo que haya que reformar si la sociedad vasca así lo demanda buscando entre todos nuevos espacios de encuentro donde se respetará la palabra y la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca, negociando y pactando, en primer lugar aquí y con el estado después. Sueño en el día en que nada se impondrá en Euskadi y tampoco nada se impedirá ni vetará en Madrid. Creo y sueño en que seguiremos actuando con pragmatismo sin confundir principios con coyuntura con paso de buey que bordea la montaña camino de la cima. Sueño en seguiremos avanzando y mejorando solidariamente la nación vasca, con normalidad y altura de miras y donde lo máximo no se convertirá en enemigo de lo bueno, ni lo óptimo de lo posible.
Confío en Euskadi, en sus mujeres y hombres, en su espíritu emprendedor, en nuestra identidad como vascos que somos, estimo la valía de nuestras gentes, sueño en el derecho que tenemos a dibujar nuestro presente y nuestro futuro, y en nuestra prudente y audaz capacidad inteligente de integrar, incluir y negociar con paso seguro y mirada larga. Sé que el pasado está ya escrito y que podemos describirlo, pero sé también que ya no podemos cambiarlo. El futuro, en cambio, es el mejor regalo que podemos dar a los que nos sobrevivan, y que éste está por escribir, que lo haremos, que es nuestra esperanza y nuestro patrimonio intacto. Sé que es cierto que muchas semillas no germinan nunca, pero también sé que es preciso decir que hay sólo un fruto que nunca se recoge y que éste es el de las semillas que no se ha tenido el coraje de plantar. Sueño en Euskadi y la quiero demasiado como para permitir que se construya unos frente a otros. ¿Sueño de de una noche de verano? Creo y deseo que no.
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