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Estos días, al ver las calles valencianas llenas de barro y suciedad, he recordado que en las inundaciones de 1983 muchos niños de las zonas afectadas fueron acogidos en sus casas por particulares de otras localidades, imagino que por razones de salud pública. Mi amigo ... Rafa, de Llodio, fue uno de los muchos que recaló en Vitoria. En las casas de acogida solo cenaban y dormían porque el día lo pasaban o bien en Mendizorroza, donde los tenían entretenidos con juegos y competiciones deportivas, o en distintas excursiones. Rafa recuerda que llevaban una tarjeta identificativa colgada de la ropa con un imperdible y que, gracias a esa tarjeta, no pagaban, por ejemplo, el autobús. Cuenta también divertido que, como algunos niños habían sido acogidos en palacetes, se decepcionó al ver que a él le había tocado «un piso normal, como el suyo». No sé si ahora se organizará alguna acción de este tipo, pero, en todo caso, es bueno recordar que a nosotros también nos ayudaron.
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