En pueblos como Orozko, Llodio, Amurrio, Ugao-Miraballes o Arrigorriaga nos subimos a un autobús que hace, como tantos otros, muchísimas paradas, con lo que el viaje se alarga de manera desmoralizante. Un autobús cualquiera. Su peculiaridad reside en que el destino final de la ... línea es el hospital de Galdakao y en que la mayoría de sus ocupantes son personas mayores que van, precisamente, al hospital. En el trayecto de vuelta, los viajeros no quieren pasarse su parada, pero tampoco quieren levantarse antes de que el vehículo se detenga por temor a las caídas, que se dan. Yo misma asistí a una el otro día. Estamos para el desguace y nos van a desguazar más, se quejó un hombre, con razón. Desconozco quién diseña los recorridos y los tiempos que han de guardarse en las paradas para que los viajeros puedan bajarse tranquilos, pero me gustaría meter a esa persona en el cuerpo de un anciano y sentarlo en uno de esos autobuses, a ver si no se quejaba él también.
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