Una persona con ánimo celebratorio puede resultar divertida, pero miles de personas con ánimo celebratorio constituyen para mí una amenaza imprecisa. Me viene a la cabeza el Hombre de Arena, mítico villano de Spiderman, que al aglutinar inofensivas motas de polvo se convierte en una ... fuerza destructora. Acabamos de ver las imagenes lamentables de las playas tras la noche de San Juan, pero en cualquier fiesta, menos masiva y menos señalada, la basura se amontona igualmente, y se arrasa con jardines –que están ahora recién plantados– , con árboles, con el mobiliario urbano. Al hombre de arena se le puede combatir con agua; sin embargo, en verano el agua no amilana a la multitud celebratoria; tan solo unas dosis extra de civismo podrían domeñarla. Lo malo es que no se ha encontrado aún la manera de suministrar esas dosis con eficacia. Deben de estar investigándolo en los mejores laboratorios de la Marvel.
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