De pequeña, algunas noches, imaginaba que mi cama era una tienda de campaña, una especie de refugio secreto. No creo ser la única que lo pensara porque la mayoría hemos leído alguna vez pertrechados con una linterna, bajo las mantas. Recuerdo que durante una época ... en la que tuve el sueño quebradizo, mi padre me decía que permaneciera en la cama, que aunque no durmiera, el cuerpo descansaba. Tenía razón.
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Ahora, cuando vamos tan rápido, cuando tantas personas tienen dificultades para conciliar el sueño o, directamente, les faltan horas para dormir, la cama representa un refugio y un fortín. Hay incluso una tendencia –a la que por supuesto le han puesto un nombre en inglés, 'bed rotting'-, que consiste en quedarse un día entero entre las sábanas. Sin llegar a esos extremos, pienso que hay que defender el descanso. Finalmente, la cama sí era esa tienda de campaña que imaginaba de niña: la que instalamos en mitad de la batalla.
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