Suelo ir a un edificio público para dar unas clases en una asociación literaria. El bloque, que no tiene ascensor, es compartido por numerosos grupos de muy distinta índole. Por ejemplo, junto a las aulas en las que hablo de los tipos de narradores o ... de la construcción de la escena, tiene su sede un grupo de geólogos; un poco más abajo está la Asociación Vizcaína de Diabetes y un poco más arriba se reúnen personas que han superado o tratan de superar el alcoholismo. Tan solo median unos escalones de distancia entre unas asociaciones y otras. Una puede pensar que se dirige al lado correcto del edificio y subir despreocupada las escaleras porque la vida es otra cosa; sin embargo, la verdad es que nadie está lejos de cualquier realidad por ajena que le resulte: un par de escalones, ya digo. Deberíamos recordarlo cuando nos desentendemos de los problemas de los demás. No sé si los geólogos de al lado estarán estudiando esa roca tan dura que es a veces nuestro propio corazón.
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