Enero suele ser el mes de los buenos propósitos: hacer deporte, practicar meditación, ponerse a dieta, tomar clases de inglés, ahorrar más, mirar menos el móvil, salir de nuestras zonas de confort... Yo este año me he apuntado al gimnasio en diciembre. Llevaba una semana ... muy motivada y había acudido a varias clases, pero este lunes me encontré con que el local había sufrido un siniestro y estaba cerrado. Volví a mi casa un poco frustrada, pero después pensé que no estaba mal empezar a fracasar desde ya en los nobles propósitos. No es conveniente fracasar en todo de golpe. Hay que ir adelantando trabajo. Con una buena planificación, para cuando llegue Nochevieja ya habremos fracasado en todos nuestros buenos propósitos y podremos comenzar el año tranquilamente. Nos presionamos demasiado en nuestro camino a la perfección, que cada quien haga lo que pueda. Como decía el Premio Nobel de Literatura Samuel Becket: «Fracasa más, fracasa mejor».
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