Nunca se han publicado más libros sobre árboles que ahora y nunca se han talado más arboles en pueblos y ciudades. En Llodio, por ejemplo, ... he visto cómo talaban unos tilos que daban sombra, desde antiguo, junto al pórtico de la iglesia. Los han talado para acometer la reforma del mercado. Por diversas circunstancias, no me he quejado a tiempo. Ahora ya es tarde. Solo queda el recuerdo.
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La editorial Periférica publicó hace un tiempo un libro titulado 'Nagori. La nostalgia por la estación que termina', de Ryoko Sekiguchi. El término 'nagori' remite a la estacionalidad de un fruto y a su ausencia futura: para recuperar su sabor, su olor, tendremos que esperar un año entero, conservando la memoria de ese fruto en nuestros sentidos; pero talaron esos árboles del pórtico y ahora no cabe esperar a que pase un año, sino más bien un ciclo entero, hasta que un buen día, algún urbanista redescubra la maravillosa obra de ingeniería civil que supone plantar un árbol.
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