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Acaba de concluir, al menos por el momento, la campaña electoral, y yo me pregunto si en otros países también serán tan dados a poner motes a los políticos. Ya sé que la tendencia a inventar sobrenombres está muy arraigada en nuestra cultura y recuerdo, ... por ejemplo, al mismísimo Sancho Panza, al 'Pijoaparte' de 'Últimas tardes con Teresa' o al Rompetechos de nuestro queridísimo Ibáñez. Además, no hay pueblo en el que los motes no se hereden de generación en generación. Sin embargo, y a pesar de la larga tradición que los adorna, los apodos con los que se rebautiza en las redes sociales a los políticos no me resultan graciosos ni ingeniosos porque se precipitan hacia el insulto chusco: 'Perro Sanxe' o 'Coca Gamarra' sirven de ejemplo.

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diariovasco Perro y coca