La teoría narrativa indica que si un personaje es, por ejemplo, muy antipático es mejor mostrarlo –malos modos, palabras impertinentes, gestos desagradables– que decir simplemente que es antipático. Recordé esta idea el domingo pasado; a las pocas horas del ataque de Hamás a Israel, cuando ... aún se desconocía el número de víctimas que se habían producido, pero se vislumbraban graves consecuencias, muchísimas personas se lanzaron a las redes para regalarnos sus conocimientos sobre geopolítica e, incluso, para ironizar sobre la incompetencia de los servicios secretos de Israel. A las horas, ya digo.
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Siempre me sorprenden esas actitudes: lo normal sería guardar silencio, enmudecer; sin embargo, nos lanzamos rápido a las palabras. Decimos que somos personas comprometidas, que estamos desde siempre muy preocupadas por lo que suceda en Oriente Próximo, pero lo que estamos mostrando con tanta cháchara es que, en realidad, no nos importa demasiado.
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