En junio de 2020 se recibió entre aplausos, como si fueran héroes, a los 189 turistas alemanes que llegaron a los hoteles de Mallorca. La imagen me pareció un tanto humillante. Nos falta a veces arrodillarnos, pensé, y parece que ya lo hemos empezado a ... hacer. El sábado supe que la Junta de Andalucía va a permitir que los hoteles llenen sus piscinas, pero prohibirá que los particulares y las comunidades de vecinos hagan lo propio. La medida afecta a toda la provincia de Málaga; la misma en la que han prosperado las plantaciones de aguacates, los campos de golf, los complejos hoteleros. Cuando hablamos de sequía no podemos omitir la sobreexplotación de los acuíferos ni la mala gestión de los recursos. Está claro que algunos se están enriqueciendo a costa de, por ejemplo, ese niño que paseará frustrado por el borde de una piscina vacía una tarde cualquiera de agosto en la calurosa ciudad de Málaga. Igual ha llegado el momento de reconocer que, si este era el plan, no es admisible.
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