Basta de pedir perdón por no hacerse la manicura». Así titulaba una conocidísima revista de moda un reportaje publicado recientemente. Al leerlo, me sonreí, perpleja, porque desconocía que el hecho de hacerse la manicura o no hacérsela fuese tan relevante. Subrayaba el reportaje que es ... tendencia llevar las uñas muy cuidadas; pero también lo es, y desde hace mucho más tiempo, lucir un aspecto desaliñado. Me comentó el otro día el escritor Iñaki Uriarte que Horacio ya afeaba las pintas de los poetas de su época, y que dejó escrita la siguiente observación: «(…) parte de ellos no se cuida de cortarse ni uñas ni barba, busca apartados lugares, evita los baños. En efecto, alcanzarán el honor de que se les llame poetas si nunca confían a Lícino, el peluquero, esas cabezas suyas». Horacio, nacido en el 65 a.C., ya identificó una estética que aún a día de hoy quiere parecer contestataria, lo que no creo que adivinara es el nivel de psicodrama al que llegaríamos ante cualquier idiotez.
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