No, aún no hemos ido al médico. Estamos esperando a que la dolencia mejore o a que empeore y nos deje sin excusas por fin o nos legitime para parar y cuidarnos un poco. El otro día una amiga me contaba que le dolía muchísimo ... una pierna debido a una trocanteritis en la cadera, pero que a pesar de que el médico le había ofrecido la baja y a pesar de que sentada en la silla del trabajo empeoraba iba a seguir de alta.
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No, aún no nos hemos tratado, a pesar del insomnio, de la tristeza, de la falta de apetito y de ímpetu. No lo hemos hecho porque es normal estar triste, y más o menos salvamos los muebles. Empujamos un día contra el siguiente y pareciera que seguimos adelante.
El caso es que aún no nos vamos a prestar atención, aún no. Cualquiera diría que no somos conscientes de que entre estar a punto de rompernos y rompernos solo media un crujido seco, el de la rama que ya enferma se vence y cae.
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