El pasado martes, un portavoz del PP de Madrid afirmó que abrir fuentes atrae a los indigentes. El hombre no faltó a la verdad. La literatura documenta que las fuentes, además de convocar tertulias, siempre han atraído a indigentes y pícaros. A fin de evitar ... tales eventos, es mejor no abrirlas. Esta polémica me ha recordado al relato 'Espeleólogos', de Thomas Bernhard. Cuenta la historia de unos espeleólogos que se quedan atrapados en una cueva. El gobierno de la región manda entonces a la cueva un equipo de salvamento formado por otros espeleólogos. Como ese primer equipo no regresa, envía un segundo grupo de espeleólogos que tampoco logra salir. En vista de ello, lo que el gobierno ordena es tapiar la cueva. El asunto quedó zanjado.
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Si no se abren fuentes, sucederá algo similar: los indigentes no se acercarán a ellas. El problema se tapia, es cierto, pero no se aplaca la sed.
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