Una de las protagonistas del libro 'La vida por delante', de Magalí Etchebarne, relata lo que supone sacar a su madre enferma al jardín: su amigo la lleva del brazo y ella camina, vigilante, detrás de ambos, con su almohadón para la espalda; la mujer ... que ha contratado para que la ayude con los cuidados los aguarda en el patio acomodando la silla en la que la van a sentar. «La vejez es una guerra y por eso su ejército», determina. La frase se me ha quedado grabada. Sé que hay personas que no necesitarán tantos cuidados, con suerte tal vez ninguno, pero a medida que los años se echan encima, los problemas se encaraman también al cuerpo. Me asusta pensar en las personas que envejecen solas y que no pueden salir a la calle, por ejemplo, porque las piernas, o el equilibrio o la vista o la cabeza o el ánimo ya no les responden y no tienen quien los atienda. El ejército de personas que se dedica a los cuidados no necesita cuarteles, pero sí presupuesto y apoyo institucional.
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