Los vapores filosóficos
EL OFICIO DE VIVIR ·
En Rusia, el poder nunca ha dado alas a la sociedad civil fuera del macizo de un sistema hiperjerárquicoSecciones
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EL OFICIO DE VIVIR ·
En Rusia, el poder nunca ha dado alas a la sociedad civil fuera del macizo de un sistema hiperjerárquicoEn el verano de 1922, la Rusia soviética se hallaba exhausta. Tras ocho años en los que se sucedieron una Guerra Mundial, la Revolución que derivó en guerra civil y una terrible hambruna (en total, 13 millones de muertos), la utopía bolchevique pendía de un ... hilo. Hubo que recular. La Nueva Política Económica, la NEP, supuso un tímido regreso a formas capitalistas primarias y a una cierta liberación de la opinión una vez atravesado el trágico periodo del comunismo de guerra. Florecieron las vanguardias artísticas, la literatura satírica, el teatro y el cine; aliviados del constreñimiento ideológico, el pensamiento y los estudios técnicos cobraron nueva vitalidad y resurgieron asociaciones y colegios profesionales, entre otras manifestaciones de la sociedad civil.
Pero por la caridad entra la peste, pensaron los mandarines comunistas quienes concebían la dialéctica Estado-sociedad como una unidad sin resquicios. Por orden de Lenin, se desató una campaña en el llamado frente ideológico contra la 'intelligentsia'. En el verano de 1922 comenzaron los arrestos de rectores de universidad, historiadores, sociólogos, periodistas, literatos, filósofos, médicos, ingenieros, agrónomos... Se les acusó de espionaje, contrarrevolución y corrupción de la juventud (reproche inquisitorial de todo tiempo) por haber expresado diferencias con el régimen (a veces un simple chiste), cultivar disciplinas no materialistas (caso de la lógica simbólica, de la teología), o tan solo porque hablaban una lengua extranjera.
Cerca de doscientos de entre los más preclaros cerebros del país fueron expedidos a Europa desde Petrogrado a bordo de dos buques bajo amenaza de fusilamiento si retornaban. Hoy se conocen como 'los vapores filosóficos del año 22'. Abandonaron el país estupefactos y abatidos, ignorantes de su fortuna. Pues en adelante, bajo el despotismo estalinista, los intelectuales ya no macharían al exilio sino directamente a la fosa común con un tiro en la nuca.
En Rusia, el poder nunca ha dado alas a la sociedad civil fuera del macizo de un sistema hiperjerárquico con vértice en los zares, luego en los líderes del Partido y ahora en ese híbrido de capo policiaco, pope nacionalista y matón geoestratégico que llora la desaparición de la URSS como «la mayor catástrofe del siglo XX». El poder ruso vuelve a amordazar a buena parte de su 'intelligentsia' y le amenaza: o entregan sus armas (su libertad, su palabra, su imaginación creadora) o habrán de atenerse a las consecuencias.
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