Vascos de Oregón vascos de Gabón
El oficio de vivir ·
Para no enfermar de soledad y tristeza, nuestros pastores plasmaban sus nostalgias sobre los árbolesSecciones
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El oficio de vivir ·
Para no enfermar de soledad y tristeza, nuestros pastores plasmaban sus nostalgias sobre los árbolesSiete, tantas como vidas tiene el gato, son las muertes que planean sobre los migrantes que abandonan su tierra, familia, amistades, proyectos, escapando de la miseria, la guerra o la persecución por causas ideológicas o de identidad. Pues como pequeñas muertes cabe entender los duelos ... que afrontan en un entorno a menudo hostil y sin apoyos: el duelo por la familia y los seres queridos; el duelo por su lengua y cultura que les sume en el desarraigo; la añoranza por el paisaje, la luz, el clima, los colores y olores de su país; el vértigo ante el fracaso que supondría retornar con las manos vacías; también, por supuesto, el duelo de quien se siente excluido, discriminado, despreciado por su piel, por su idioma, por su condición social... Y, junto con esto, el riesgo real de muerte ya que en determinadas circunstancias migrar es como tirar una moneda al aire en la que va en juego la vida misma.
El doctor Joseba Achotegui, investigador internacionalmente reconocido en el ámbito de la salud mental de las migraciones, señala que uno de los factores más dañinos para el estabilidad emocional y psicológica de los desplazados es la soledad. Soledad que se puede padecer en medio de la multitud, es el estar solo en compañía, o de manera tan extremada como la sufrían los pastores vascos completamente aislados durante meses en remotos valles o montañas del Oeste americano. Las tasas de suicidio y de enajenación eran muy elevadas. Para combatirla, algunos se entregaban a la talla de palabras y de figuras sobre las cortezas de los árboles. Se han contabilizado cerca de un millón de inscripciones representando sentimientos y recuerdos, pulsiones y deseos, evocaciones de personas y de objetos que les ayudaban a sobrellevar su inmensa soledad y tristeza. Frecuentemente, el 'artzain' escribía sobre los chopos o álamos simplemente su nombre como una manera de no olvidar quién era, de aferrarse a su identidad.
El conocimiento de la realidad de la emigración vasca a lo largo de la historia nos acerca a la comprensión de lo que puedan experimentar aquí y ahora quienes vienen en busca de un digno porvenir. A ello apunta un libro publicado por el Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Reno, Nevada, bajo la dirección del doctor Joseba Achotegui quien en sus páginas traza un interesante paralelismo entre los 'vascos' de Oregón (los pastores de ayer) con los 'vascos' de Gabón (africanos que buscan hoy integrarse entre nosotros) a los que define como «los Ulises del siglo XXI».
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