En un planeta superpoblado y con los costes de producción de carne animal por las nubes, los trust alimentarios se orientan hacia la carne humana. Para ello necesitan que el consumidor supere la repugnancia física y el rechazo moral al canibalismo, y que el comercio ... de 'filetes de prójimo' sea autorizado en carnicerías y supermercados.

Publicidad

Se pone en marcha una ambiciosa operación de cabildeo en varios frentes. Primeramente, se da voz a los científicos que son gente que no entiende de tabúes y cuyos juicios se consideran 'objetivos'. Los antropólogos hablarán sobre la trascendencia que tuvo la ingesta de congéneres para la supervivencia de la especie, algo demostrado en Atapuerca, expertos culturales relativizarán la distinción comestible/incomestible y nutricionistas de prestigio describirán las cualidades dietéticas de nuestro carnal. Enfrentándose al espejo místico de la eucaristía cristiana y mediante la organización de exposiciones artísticas en torno al eslogan surrealista «Comed hombre, ¡está rico!» crecerá una polémica acompañada con la recogida de firmas en Change.org a favor de la donación de órganos para la lucha contra el hambre. Importante: instar a los medios de comunicación a que sustituyan la palabra canibalismo por expresiones más amables como 'dieta humanitaria'.

A medida que el debate se caldee se añadirán argumentos genéticos (está en nuestro ADN), solidarios (¿cuántos millones de niños deben morir de inanición para que superemos tales prejuicios?), ideológicos (es económicamente eficiente) y políticos (todo ciudadano tiene derecho a decidir lo que come). En la última fase se publicarán tanto encuestas confirmando el creciente apoyo a la legalización del canibalismo como libros superventas tipo 'Cocina antrópica' o 'Difuntos al vapor para una vida sana'. Por fin, cuando en la opinión haya calado la idea de que prohibir comer personas es arcaico, los partidos políticos no podrán resistir más y lo incorporarán a sus programas. ¡Misión cumplida!

El lobista estadounidense Joseph Overton enunció en los 90 esta técnica de transgresión. La 'ventana de Overton' establece que normas, valores y prácticas hasta hoy proscritos o tenidos por impensables se pueden transformar en 'aceptables' o 'lógicos'. Para que la ventana se abra debe actuarse sobre la sensibilidad social con apoyo de amplios medios y pocos escrúpulos, disimulando los intereses que hay detrás. Cualquiera que se asome a la actualidad encontrará palpables ejemplos de esta perversa digestión.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad