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ALEMÁN AMUNDARAIN
Fin a la violencia secreta

Fin a la violencia secreta

Jueves, 21 de febrero 2019, 07:03

El 24 de abril de 2005 Benedicto XVI comenzó su pontificado con una frase que luego se convertiría en profética. Tras recibir el palio de lana pura, uno de los signos que evidenciaban el inicio de su ministerio petrino como gran pastor de la Iglesia ... universal, el Papa pidió a los fieles en su homilía que rezaran por él: «Rogad por mí para que no huya, por miedo, ante los lobos», solicitó en la Plaza de San Pedro. Ratzinger, que había sido prefecto (ministro) de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, encargada de los asuntos de los abusos del clero, ya intuía lo que se le venía encima. Y ya tenía bastante con los casos de corrupción en la Curia romana. La lucha por el poder fue descarnada. Pese a su sello de intelectual se dispuso a limpiar la Iglesia de corruptos y pederastas. Aguantó ocho años el acecho.

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